La joven voluntaria ha desarrollado sus facultades artísticas decorando las paredes de una de las salas de hospitalización de los niños con imágenes multicolores y las familias nos piden fotografiarlas bajo esa decoración.
La rehabilitadora ha colaborado con nuestro fisio coordinando mejoras en la sala de rehabilitación e incluso adaptando una protesis de miembro inferior a un paciente amputado.
Las religiosas también aprovechan las facultades físicas de los pacientes para su ayuda en la preparación de gasas.
En síntesis todo el mundo desarrolla una función y nadie pierde el tiempo.
Estamos esperando la llegada de un contenedor que va a permitir incorporar nuevos procedimientos con la equipación del hospital.
A pesar de tanta intensidad de trabajo hubo tiempo para visitar el mercado de artesanía de Dschang donde las doctoras compraron telas africanas con las que se confeccionaron una vestimenta con sabor local.
Volveremos en agosto.
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