40ª Expedición: 8 al 16 de diciembre 2018
En esta ocasión hemos viajado los Dres Epeldegui, Mauleon, Alonso, Negri y la Dra Ortega (traumatólogos) El Dr. Casanueva (Anestesista) Paula Fernandez Vega (instrumentista) y los Dres Linares Y Romanyk (microbiólogos)
Siempre acompañados en el trabajo por los médicos locales Dres Nges y Say y los enfermeros Antony, Gerard., Daniel y Merlin. En el quirófano colaborando en la anestesia Sor Ane Marie y Mary Diane
El viaje de salida de Madrid se desarrolló con normalidad. Nos acompañaba el Dr Lionel Nges que ha pasado tres semanas de vacaciones en España. Otra cosa fue la llegada a Duala en la que la recogida de equipajes se realizó en medio de un caos de maletas y una multitud que se agolpaba para encontrar las suyas.
El trabajo ya siempre es intenso. Hemos hecho mucha consulta, número record de cirugías y multitud de curas y escayolas.
Tenemos que reconocer el gran protagonismo del Dr. Casanueva, que ha realizado 28 anestesias.
Y que siempre ha mantenido una sonrisa como si no pasara nada y Paula la Instrumentista que intensificó el orden y la metodología de trabajo además de atender al quirófano.
La intensidad del trabajo no ha dejado de lado el consuelo y la sonrisa de pacientes y médicos en el pase de visita.
La sala de yesos ha estado echando humo, no solo por los enfermos ingresados sino por los pacientes ambulantes y las urgencias que no dejaban de llegar.
La labor docente ha continuado, tanto en el laboratorio de microbiología como en la consulta de medicina donde se han puesto las bases para una unidad de tratamiento de diabéticos iniciado por el Dr. Linares con una sistemática que se seguirá con telemedicina.
Finalmente en el capítulo de obras se ha iniciado la instalación de una red local informática para poder establecer información on line de los diferentes departamentos del hospital ( Consulta, Admisión, Rayos, Laboratorio….) y que esperamos inaugurar en 2019.
A pesar de la intensidad del trabajo pudimos escapar una tarde a la ciudad de Dschang, donde se realizaron muchas compras en el mercado de las telas.
La gran sorpresa fue el encargo por parte de alguno de los cooperantes de sendos trajes hechos a medida y elegidos en unos vistosos posters.
El viernes anochecido nos esperaba una sorpresa. Aparecieron todas las monjas de la comunidad en la residencia de voluntarios a cantarnos villancicos y hacernos obsequios por la Navidad. Todas ellas adornadas con guirnaldas de espumillon
Fue un fin de fiesta entrañable entre cantos y bailes lleno de humor y de cariño.
El sábado iniciamos el regreso con la parada habitual debajo de un gran mango para tomar un bocata de tortilla que nos había preparado la comunidad.
Ya en Duala, pudimos tomar una cena italiana antes de desplazarnos al aeropuerto.