15 al 23 de junio de 2024
Dr. L.A. García-Lomas
Junio 2024
Época de lluvias. El agua limpia la vegetación del polvo rojo que cubre las hojas, y desnuda el verde de la selva. La cálida niebla del amanecer nos recibía cada mañana, aunque se disipaba antes de comenzar la labor diaria. En Batseng’la no hace calor. Siempre que se piensa en el África subsahariana nos parece que el calor es un aliado imprescindible. Y todo ayuda a la ilusión de los expedicionarios.
Este ha sido un viaje mágico. La magia es el encanto, el hechizo o atractivo de alguien o algo. Atractiva y llena de encanto ha sido la magia de ver juntos dos generaciones de traumatólogos compartiendo su ilusión por la cooperación.
El Dr. Javier Vaquero Ruipérez acompañado de su hijo el Dr. Miguel Vaquero y el Dr. José Ramón Almoguera con su hijo el Dr. Alejandro Almoguera. En Camerún hay un dicho: Chaque chose deviendra celle don ton lui donne le nom (el apellido determina la personalidad de alguien).
Quienes desde hace años conocemos a los padres, hemos disfrutado viendo unos hijos traumatólogos que están en el camino de superar a sus padres no sólo en las capacidades técnicas sino en su entrega y en su empatía hacia la población camerunesa.
A este testimonio, que configura la imagen del relevo generacional de COEM, se han unido la Dra. Curra Chávarri, anestesióloga habitual de la familia COEM que destaca no sólo por su calidad profesional sino especialmente por su calidad humana tanto con los pacientes como con los compañeros de expedición. Y por último Elena Capellín, enfermera instrumentista que, con su enorme conocimiento de las terapias VAC ha contribuido al tratamiento de lesiones graves. Elena siempre tiene una frase de aliento para todos.
Como siempre, hemos visto casos increíbles que nos han puesto a prueba una vez más. Viajar a Batseng’la es asumir un reto humano y profesional muy intenso. En esta ocasión hemos visto niños con lesiones de muy mal pronóstico que nos han llegado muy dentro del corazón. Hemos dado por ellos todo lo mejor que sabemos. Esperemos que haya sido suficiente. Los adultos no se quedan atrás en la amarga carrera de la patología grave, rara y muy evolucionada. Este gran equipo ha dado lo mejor de todos y cada uno en luchar contra sus problemas.
La cooperación debe ser la ayuda que se presta a quienes tienen la responsabilidad social de la población diana. Creo que esta expedición es un ejemplo de verdadera cooperación a la enorme labor que realizan los Dres. Yannick e Inmanuelle, el resto de médicos del hospital, el personal y la comunidad de Siervas de María.
El viaje de ida es duro; el de regreso es más duro aún. Vamos con la ilusión de aportar y volvemos con la alegría de haber podido colaborar. Siempre en grupo, siempre huyendo de intereses personales. Atrás queda nuestra ayuda en 34 cirugías complejas, 106 consultas y 98 curas mayores.
La prueba del recambio generacional está más que superada. Avancemos por ese camino.
Ánimo a los compañeros que viajarán en julio.